La historia del arte popular mexicano, mucho más de lo que parece
Uno de los procesos de integración de nuestra identidad nacional surgió después de la Revolución de 1910. Esto marcó el inicio de una revaloración de nuestra cultura y buscar el reconocimiento que el arte popular mexicano merecía representado por múltiples objetos hechos con una gran diversidad de técnicas y materiales.
Desde hace mucho tiempo se han empleado indistintamente los términos arte indígena y arte popular para referirse a las artesanías. Esto en gran parte es debido a que en la cotidianidad todos estos objetos se encuentran en la vida del mexicano. Aunque en su manufactura puede no existir una intensión artística, sí está incluida intrínsecamente en el producto final.
La artesanía es en realidad el resultado de una síntesis de varios elementos que se formaron y se definen en el pueblo mexicano, siendo éstos realizados muchas veces por su sector indígena. Muchos de estos objetos de barro, laca, cobre, piel, papel y muchos otros materiales son el resultado de una síntesis cultural que operó desde hace varios siglos. Este arte floreció a partir de que México se volvió un país independiente, a través de sus tradiciones artísticas.
Artesanías populares tradicionales
Son indudablemente una expresión de la identidad mexicana, nuestra historia y memoria. Éstos a su vez tuvieron un valor meramente de utilidad, es decir, cazos, jarrones, ropa, aun con su valor artístico muchas veces no contaban con el reconocimiento de sus creadores. En este punto, tal vez te gustaría darle un vistazo a esta entrada sobre el Arte Huichol.
Dado su objetivo principal, recibió el nombre de “arte popular”. Hace tiempo, los productores de artesanías dadas las circunstancias tenían tiempo de sobra para realizar su arte. Al estar pueblos de difícil acceso, el artesano podía dedicar incluso días para para elaboración de estos objetos y terminarlos hasta que quedaran más que perfectos. Esto ha cambiado hasta nuestros días, en que este trabajo no se realiza con fines utilitarios, sino con fines más comerciales, turísticos, e incluso de moda y belleza.
Contrariamente a lo que se pudiera pensar por el mercado en que se mueve, los productores artesanales siguen obteniendo ganancias ridículas que son menguadas aún más cuando se les intenta regatear, y en un mercado establecido los precios se disparan debido a los múltiples intermediarios.
Se augura, aun con todas estas adversidades, mucho tiempo de vida para el mercado del arte popular mexicano, pues en él se refleja nuestra historia, memoria y tradiciones.
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Puedes consultar el artículo completo en Las Artes en México, de la biblioteca de la UNAM.