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Tamaño Oficio num. 4: Luz, Palabra, Poesía y Pintura

Debo confesar que no son muchas las ocasiones en las que un servidor se percata con seguridad de los enlaces que interactúan entre las distintas disciplinas del arte y sus intenciones de comunicación. Sin embargo, el Número 4 de la revista Tamaño Oficio, y a lo largo de sus otros tomos nos demuestra -y recuerda- que el mismo arte existe en la hermandad que une a cada una de esas disciplinas, las distintas formas de las letras que existe en la congregación de todas las formas culturales. La pintura, tema al cual fue dedicado dicho ejemplar, sin más ni menos evoca el resultado de aquella alianza intrínseca entre el mundo de las artes plásticas y la necesidad de la palabra escrita.

Ensayo sobre la pintura y la literatura

El ensayo “Luz y Palabra, Poesía y Pintura” de Patricia Medina, nos genera emociones mucho más complejas. Quienes estudiamos de una u otra manera las bondades de las letras entramos en conflicto al defender también nuestra disciplina, pero el escrito de amor, que es como mejor puedo describir dicho ensayo, hacia el trabajo de artistas plásticos y su trabajo hacia el mundo del arte nos obliga a cubrir con un lienzo en blanco cualquier texto, y que éste a su vez, pinte y vista la prosa que cobija.

Sería difícil no disfrutar el ejemplar sin imaginar cada uno de los textos dibujando la profundidad de sus autores. Fue un placer visualizar en carboncillo la poesía de Parvulario, de Luciano Ramírez, o Cantos a la Muerte, de Feliciana Adame. El relato de Francisco Javier González, de plazas inmortales sobre acuarela o el óleo que no se seca como la espera en el cuento de Julio César López. El blues de Nico, de José de Jesús Orozco, evocado en palabras a colores pastel, o el Rumbo Navegable de Jorge Asbum Bojalli, desde la pluma de Oscar Wong con un tintero a base de acrílicos.

Cuando se apropia de la lectura que el tomo ofrece, desde la misma sección editorial y hasta el final de sus páginas, el lector acomoda cada palabra escrita dentro de un pincelazo al lienzo. Adentrarse en la lectura acrecenta estos sentimientos. Mencionar por ejemplo, a Pablo Picasso, Da Vinci, o Delacroix en las mismas palabras que pronunciaron, aunque sea con la brevedad características de cualquier genio al decir estrictamente lo necesario, puede recordarle su oficio al más experimentado prosista. Y del otro lado del lienzo, convertido en pergamino, se conjuran los óleos de una gama infinita de colores, representados por la tinta monocromática del escritor.

Recuerda que puedes adquirir éste ejemplar y todos los anteriores en su web oficial: https://www.literaliaeditores.com.mx/ y a través de su fanpage en Facebook: https://www.facebook.com/tamoficio/